
Muchas personas buscan la riqueza en fuentes ordinarias que se están secando, pero para ser ordinario no se requiere fe. La fe es necesaria para creer en lo inesperado. Hoy en día, la riqueza no puede seguir escondida, sino que será revelada.
Egipto representa un lugar de restricción y limitación. La mentalidad que el mundo acepta hoy en día es que vamos a trabajar para otro, y a prosperar de forma limitada. El Egipto de cada uno es diferente, y no necesariamente es malo. Muchos prosperan “en” Egipto, pero no podemos ser “de” Egipto, aun cuando estemos en Egipto.
Los tiempos escogidos por Dios son soberanos y no tienen nada que ver con la fe. Todo lo que Dios prometió en la Biblia, sea que ya pasó, está pasando, o está por suceder, está relacionado con las fiestas del Señor. La palabra “fiesta” significa “un tiempo escogido o asignado por Dios”. Los milagros más poderosos que Jesús hizo se llevaron a cabo durante las fiestas. Las señales, maravillas y milagros no suceden todo el tiempo, porque son un mover soberano de Dios —son señales en el cielo y en la tierra—.
Dios hace milagros todos los días, pero
las señales sólo se ven en el tiempo escogido por Dios.
Los milagros más grandes de Jesús sucedieron bajo cielos abiertos, durante el tiempo de las fiestas. Por ejemplo, Moisés tuvo un ministerio de señales y maravillas. Israel no fue liberado de Egipto y de la opresión de Faraón por milagros sino por señales y maravillas.
La Pascua fue una transferencia de riquezas
Dios recomienza nuestro año durante la Fiesta de Pascua. Con los israelitas, Dios no sólo recomenzó un año, sino que tuvo que borrar los 430 años de esclavitud que padecieron, ya que habían desarrollado una mentalidad generacional de esclavitud. ¡Dios puede recomenzar nuestra línea sanguínea!
Para Israel, la Pascua no estaba relacionada al perdón de pecados. Ellos celebraban que habían salido de Egipto con riquezas. Fue el tiempo cuando las riquezas fueron transferidas, revelando la mesa del Señor. Sin embargo, muchas personas predican una cruz sin riqueza, dejando la corona de espinas sobre la cabeza de Jesús. Ellos predican que por sus llagas fuimos sanados, pero dejan fuera la transferencia de riqueza. Esto significa que fuimos sanados, pero quedamos pobres.
La pobreza tiene una raíz; por eso muchos regresan a la pobreza, porque la raíz todavía está en ellos. La pobreza y el cáncer tienen la misma raíz: la autocompasión. Por eso Jesús se movía en compasión y no en simpatía. La compasión tiene poder, mientras que la simpatía no.
La gente siente autocompasión en lugar de levantarse en poder,
causando que se queden en pobreza.
La corona de espinas
Hemos discernido los 39 latigazos y hemos discernido la lanza en el costado de Jesús, pero no hemos discernido la corona de espinas. En el libro de Génesis, Dios les habló a Adán y Eva acerca del significado de los espinos y los cardos.
¿Sabe que es la lluvia primera? La lluvia primera es la bendición de Abraham. Si somos de la semilla de Abraham, ¿dónde está el exceso? Lo que pasa es que hemos separado las dos. La bendición de Abraham vino bajo la lluvia primera, pero la primera nunca fue anulada. En el Antiguo Testamento la riqueza se menciona más que en el Nuevo Testamento. Debemos predicar la lluvia primera y la postrera juntas, para experimentarlas también juntas. Jesús, quien es la lluvia postrera, parte el pan durante la última cena diciendo, “Este es mi cuerpo”. Cuando eso sucede, Dios saca a la iglesia de la pobreza.
Cuando Jesús fue crucificado, sacó a la iglesia fuera de Egipto; fuera del mundo.
La Pascua sólo viene una vez al año, pero la mesa del Señor no, porque Él dice, “Haced esto todas las veces…” Podemos ir a la mesa del Señor cuantas veces queramos, no sólo una vez al año; hágalo en memoria de Él. Recuerde la primera, recuerde la postrera y recuerde la revelación de la mesa del Señor. Recuerde que Jesús tomó nuestra enfermedad en Su cuerpo, pero también recuerde que llevó la corona de espinas por nosotros y con ella llevó nuestra pobreza. Cada vez que tomamos la comunión, ejercemos poder para obtener riqueza.
Fuente: El Rey Jesus